Los polígonos industriales valencianos denuncian deficiencias en los servicios e infraestructuras

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Fepeval critica la falta de política activa de ordenación territorial. La Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval) denunció ayer las “deficiencias” existentes en estas áreas en materia de servicios y las carencias en infraestructuras que padecen. La institución critica a las Administraciones porque entiende que se dirige a ellos sólo con afán recaudador.

LAS PROVINCIAS – REDACCIÓN/VALENCIA “Las administraciones sólo se acuerdan en elecciones de las pequeñas y medianas empresas, pero pronto se olvidan de sus promesas”, se lamentaba ayer el presidente de Fepeval, Miguel Martí.
La Comunitat Valencia, con 194 millones de metros cuadrados y tener 712 polígonos industriales repartidos por 254 municipios, es la segunda autonomía con mayor suelo industrial. Sin embargo, según la federación que agrupa a 3.200 empresas de 31 polígonos, estas superficies sufren graves carencias que a juicio de Martí compromete la competitividad de las empresas allí instaladas. Dispersión territorial y reducido tamaño son las características que trazan el perfil del polígono industrial valenciano. Para Martí, este modelo viene condicionado por la ausencia de una política activa de ordenación de la actividad industrial.

El presidente de Fepeval asegura que además la Comunitat Valenciana “destaca por sus deficiencias” en las zonas industriales y por la ausencia en ellas de un “ente gestor”, una entidad gestora necesaria para encargarse de “mejorar y organizar” estas situaciones así como de “coordinar las pymes”.
Sobre las deficiencias, detalló que sólo el 36% de los polígonos industriales están urbanizados, con lo que tres de cada cuatro carecen de áreas recreativas, deportivas o centros sociales, ninguno tiene escuela infantil y la red de alcantarillado no es completa en el 20% de ellos.

Entre las principales carencias destaca problemas de señalización, ausencia de transporte público, de servicios financieros, de correos, de limpieza, de recogida de residuos industriales y falta de seguridad.

Martí reconoce que existe cierta tolerancia en el cumplimiento de requisitos medioambientales. “No hay medios suficientes de modo que no pueden exigir responsabilidades”, señala.

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